LOS DESOCUPADOS
Si hay una realidad que engloba todo aquello de lo cual los gobiernos de los últimos años nos han ido despojando, esa realidad es el TRABAJO.
Bien lo dice la sabiduría popular, cuando dos personas se encuentran y, tras el saludo, uno pregunta a otro cómo estás: es muy frecuente escuchar la respuesta: “Acá andamos, bien no más… Habiendo trabajo, lo demás viene solo”.
Sin trabajo no hay consumo, no hay salud, no hay alimentación, no hay educación, no hay vivienda, no hay obra social, no hay vida… Sí, en cambio, la falta de trabajo es caldo de cultivo de adicciones, de hacinamiento, de disgregación social, de delincuencia, de prostitución y explotación infantil…
El fantasma de la desocupación se hizo realidad, golpeando a millones de argentinos y argentinas. Pero lo peor es que no encontró un pueblo preparado para resistir desde la solidaridad y la comunicación, sino, más bien, dispuesto por la anestesia de los años menemistas al individualismo, al no preocuparse por lo que le pasaba al otro, al ver los problemas como algo de los demás, y no como propio “si a mí no me tocaba”.
Homero
(Viejas Locas)
Si hay una realidad que engloba todo aquello de lo cual los gobiernos de los últimos años nos han ido despojando, esa realidad es el TRABAJO.
Bien lo dice la sabiduría popular, cuando dos personas se encuentran y, tras el saludo, uno pregunta a otro cómo estás: es muy frecuente escuchar la respuesta: “Acá andamos, bien no más… Habiendo trabajo, lo demás viene solo”.
Sin trabajo no hay consumo, no hay salud, no hay alimentación, no hay educación, no hay vivienda, no hay obra social, no hay vida… Sí, en cambio, la falta de trabajo es caldo de cultivo de adicciones, de hacinamiento, de disgregación social, de delincuencia, de prostitución y explotación infantil…
El fantasma de la desocupación se hizo realidad, golpeando a millones de argentinos y argentinas. Pero lo peor es que no encontró un pueblo preparado para resistir desde la solidaridad y la comunicación, sino, más bien, dispuesto por la anestesia de los años menemistas al individualismo, al no preocuparse por lo que le pasaba al otro, al ver los problemas como algo de los demás, y no como propio “si a mí no me tocaba”.
Homero
(Viejas Locas)
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