Ningún partido político puede arrogarse el protagonismo o la responsabilidad de la recuperación de la democracia. Eso lo consiguió el pueblo: hombres y mujeres que desde el silencio, muchas veces desde la clandestinidad, desde el riesgo de su propia vida y la de los suyos, enfrentaron al poder que parecía invencible, fueron construyendo lo destruido, fueron reuniendo lo separado, fueron reviviendo lo que parecía definitivamente muerto.
Con el paso de los años, los argentinos tenemos que aprender de lo que nos pasó, para que no nos vuelvan a pasar las mismas cosas: tanto se esperó la democracia, tanto se anheló, que creímos que con ella se terminaban los males y los problemas del país. Sin embargo, esos años marcaban recién el inicio de un camino largo y muy difícil. Si los militares habían sido un poder a enfrentar, claramente opuesto a los pasos del pueblo, la democracia en gran medida constituyó un engaño para mantener a los mismos en el poder, y seguir manteniendo a un pueblo hambreado, sin educación, sin salud, sin horizonte, sin futuro… La lucha no había llegado a su fin: la lucha recién estaba empezando. Aún hoy, en nuestros días, todavía se registra a lo largo y ancho de la geografía nacional, la tozuda resistencia de los que creen que la vida digna es un derecho de todos, y no una limosna que el poderoso de turno dispensa a sus súbditos.
No llores por mi Argentina
(Charly García)
---------------------------------------
Tu amor te espera, no esperes más
¿por qué perdiste tanto tiempo?
indecisa al hablar
tan dura como Humphrey Bogart
Entre lujurias y represión
bailaste los discos de moda
y era tu diversión
burlarte de los ilusionistas
No llores por las heridas
que no paran de sangrar
no llores por mí,
Argentinate quiero cada día más
---------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario